Si a Colombia se le conoce por ser un país sin memoria es porque de los errores no aprendemos y volvemos a caer en ellos, ya sea su población o sus políticos. Es por esto que quiero entender los alcances del humor político como herramienta de crítica social y generador de memoria. Para ello, me basaré en el programa radial La Luciérnaga, que este año cumple 20 años de exitosa trayectoria, convirtiéndose en la fórmula del éxito para mezclar información, entretenimiento y opinión.