Hannah Arendt nos muestra que el poder que viene de la acción sólo es posible en la esfera pública, lugar en el que se da el encuentro con los demás, basados en una relación de horizontalidad. Hannah Arendt entiende el poder como poder de actuar y de llevar a cabo todas las acciones sabiendo que ellas son impredecibles en sus efectos y que, por ello mismo, llevan consigo la novedad de empezar algo nuevo en el mundo. Por lo anterior podemos decir que el poder implica en última instancia unidad y comunicación, significa en última instancia la continuidad y la vigorización de la unidad ciudadana. Este concepto de poder propuesto por Arendt, es totalmente opuesto al concepto de poder de la modernidad el cual implica un sentido vertical.