Descripción
El texto pretende identificar algunos criterios teológicos que permitan pasar de la crisis socio-ambiental actual hacia una ecología integral. Subrayamos que para erradicar esta crisis debemos superar eso que llamamos el antropocentrismo despótico que es indiferente al destino de todo lo creado. En contraposición a ello, estamos llamados a promover una ecología integral en la cual todas las criaturas están en estrecha relación y deben ser objeto de cuidado por parte del ser humano. De este modo, el hombre de nuestra época debe actuar como sacerdote de la creación, tomando de la mano el mundo, integrándolo creativamente y refiriéndolo a Dios. Esta acción sacerdotal del ser humano es percibida como una solución al problema de la supervivencia de las cosas creadas.