Ante al fracaso del humanismo y de su tarea de domesticación del hombre, Sloterdijk piensa las circunstancias de nuestro mundo desde el punto de vista antropotécnico, es decir, una perspectiva que enfatiza el desarrollo técnico del hombre, revelando las implicaciones para la condición humana de la sociedad tecnológica contemporánea, saturada de información, pero despreocupada con el tipo de pensamiento reflexivo que caracterizó las meditaciones filosóficas del pasado. Repensar al hombre desde un enfoque biocultural y basado en procesos implica el rechazo, una vez más y con una profundidad renovada, del esencialismo humanista que impregnaba la filosofía antes de Heidegger.