La filosofía de la existencia, inaugurada por Kierkegaard, y fundamental para entender los planteamientos filosóficos del siglo XX, se ha pensado en su mayoría desde la finitud como límite de la existencia, es decir, de cara a la muerte, o bien, desde el sin sentido del propio existir. La tesis que queremos sostener en el presente trabajo plantea, por una parte, la noción de exceso como cualidad fundamental de esa finitud propia de la existencia y por otra, el concepto de existencia eterna, que, entendida y desarrollada aquí como imposibilidad de acceder a mi propia muerte, se opone al concepto de inmortalidad, pues este último concepto apunta a la doctrina cristiana que afirma la existencia como un simple paso hacia la verdadera vida. Es por ello que la tesis no versa en torno a la muerte sino a la existencia como una suerte de finitud infinita que, al ser excesiva, carece de límite y donde lo que prima no es un sin sentido sino, más bien, un exceso de sentido.