Descripción
Se analiza el problema de la renovación del conocimiento, es decir –si esto es posible– cómo lograrlo si se continúa investigando por disciplinas y si es necesario producir fisuras y ampliaciones en los bordes de ellas. Se explica la importancia de hacer investigación en los intersticios entre las disciplinas y en perspectivas inter y transdisciplinares, acercando científicos y humanistas para que comprendan la realidad e imaginen soluciones posibles, pues la separación ha ocasionado una pérdida práctica, intelectual y creativa. Siguiendo a Wallerstein (2005), se examina cómo las ciencias sociales surgieron en el medio entre las humanidades y las ciencias (mecánica newtoniana) y originaron una dicotomía entre la epistemología idiográfica y la epistemología nomotética. A la primera le interesaba la particularidad, la limitación en las generalizaciones, la empatía con el objeto de estudio. A la segunda, el paralelismo lógico entre procesos humanos y materia y las leyes universales en el espacio y el tiempo. Esto ocasionó una división, incluso dentro de las propias ciencias sociales y con relación a las ciencias naturales y las artes.
Esta situación llevó al estancamiento disciplinar y en consecuencia a la eclosión de las disciplinas en los años setenta y fue la base para formular el surgimiento del nuevo conocimiento por medio de la ampliación de fronteras de las disciplinas; de innovar, imaginar y pensar posibilidades, en especial en la formación en doctorados y en los procesos de investigación. Para el efecto se desarrollaron caminos metodológicos que relacionaron las lógicas no clásicas y trazaron otros horizontes epistemológicos que buscaron invenciones y descubrimientos y pensaron el conocimiento no solo como acumulación paulatina, sino como rupturas radicales y cambios de paradigma. Se trata de la heurística como lógica de generación de innovación conceptual.