Esta acción cuestiona las formas en las que las víctimas de la violencia dan sus testimonios. En esta obra participaron Maritza Buitrago, Yovana Sáenz y Gladys Aristizábal (las tres han sido desplazadas por la violencia de sus hogares y se han radicado en Bogotá). Esta obra requiere de un montaje espacial donde las paredes están cubiertas de documentos relacionados con el registro de víctimas, partes de la ley de víctimas 1448 del 2011 y un formato de enajenación de tierras; las mujeres que desarrollaban la acción se sientan en escritorios independientes cerca de las paredes. El público toma uno de los formatos y (uno a uno) se sienta con una de ellas para que le hagan una copia del documento, mientras ella relata una historia donde se devela que ha sido desplazada de un espacio a raíz de la violencia. Estas conversaciones se desarrollaban sin registro audiovisual cercano, por lo que solo las dos personas sosteniendo el diálogo lo conocen de primera mano.