El cuerpo pequeño se hace viejo, crece, el miedo se manifiesta: es mancha, es línea chueca, fractura, error. La cabeza se rompe, ya no hay nada.
Así emerge el Parquecito Pesadilla, en el se evidencian miedos e inquietudes personales, la mano comienza a escribir cuentos, estos manifiestan los malestares de la cabeza: La soledad, el sobre pensarse, el miedo al reflejo, el temor al dolor y la herida, el estancamiento, la muerte, entre otros.
Este parque cobra vida en trazo y en masa, es lugar de juego en donde el adulto y el niño se encuentran , donde los cuerpos comienzan a dialogar sobre su oscuridad.