Con su famoso artículo 1937, Horkheimer establecía la distinción entre dos concepciones de la "teoría". La primera de ellas hace referencia a un conjunto de proposiciones cuya validez radica en su correspondencia con un objeto ya constituido previamente al acto de su representación. Esta separación radical entre el sujeto y el objeto convierte a la teoría en una actividad pura del pensamiento, y al teórico en un espectador desinteresado que se limita a describir el mundo tal como "es". Tal idea es identificada como "tradicional".