Las inequidades hacia las mujeres existen en todos los ámbitos de la sociedad. Ejemplo de ello, es la triple carga laboral que muchas han tenido que asumir para hacerle frente a la pobreza y a la miseria. En efecto, hoy las mujeres son madres, cuidadoras del hogar y trabajadoras, con escasas oportunidades laborales y baja remuneración. Lejos de las posibilidades que ofrece la educación, las mujeres llevan una vida de disposición y sacrifico por los otros, hecho que les impide pensar en su propio cuidado. Por ello, la actividad física (AF) se constituye en una de las inequidades que influye, de manera directa, en el bienestar de las mujeres.