Juan Sebastián Bach no es sólo un músico o un compositor. Es un teólogo. Su teología de la música se origina en Martín Lutero, quien partiendo de las palabras de San Pablo ?fides ex auditu? ?la fe entra por el oído- (Rm 10,17), insiste en que la relación entre el creyente y Dios se da por medio de la escucha de la palabra. En el ámbito litúrgico, cuando la asamblea de los fieles se congrega, la palabra de Dios debe ser proclamada y predicada por el pastor, desde el púlpito, y por el Kantor y sus músicos, desde la tribuna. La música interioriza la palabra hasta afectar el corazón ? sentimiento- y el cuerpo del creyente, abriéndolos a la acción transformante de las gracias. Lutero veía en esta función de la música, el ministerio del Espiritu.