En este trabajo, el lector encontrará, a través de los 4 capítulos, un recuento de la historia del cine colombiano y cómo llegó el terror a las pantallas de cine del país. Se evidenciará que la falta de apoyo económico y la decisión de narrar a Colombia como un país bifurcado entre la violencia y la comedia impidió que le nombre de Jairo Pinilla fuera reconocido como lo es ahora el de numerosos directores; incluyendo a los de Caliwood.
El objetivo de esta investigación fue darle una voz a Jairo, a quien el poder, el dinero y la mal llamada industria hizo de él un director más en la quiebra. Sin embargo, con uñas y dientes Jairo ha luchado por hacer su cine desde su estética punk y su rebeldía en contra de un sistema que no quiso más que aplastarlo. Para ello, nos adentramos en el punk y su estética DIY como forma clara de expresión y de una narrativa que parece estar amoldándose a los gustos que empiezan a dirigir al mundo actualmente: el terror.