Al momento de interpretar una obra musical, es importante tener en cuenta criterios que permitan ver la música desde otra perspectiva para que el resultado artístico y el vínculo con la interpretación de la obra sea más personal. Estos parámetros pueden ser históricos, reflexivos, sociales, analíticos o técnicos. En este caso, el Concierto para violonchelo y orquesta en Mi menor Op. 85, de Edward Elgar (1857-1934) es una de las obras más reconocidas para este instrumento. Fue compuesto en el verano de 1919, justo después de la culminación de la Primera Guerra Mundial, por esto es conocido como su réquiem de guerra. El concierto está dedicado a su amigo e historiador de arte Sidney Colvin y fue interpretado por primera vez por el violonchelista Felix Salmond (1888-1952) y la Orquesta Sinfónica de Londres.
Este trabajo está dividido en dos secciones, en la primera parte, se realiza un contexto histórico que contiene datos importantes relacionados al compositor, la obra y el periodo romántico.
La segunda sección presenta un análisis reflexivo y comparativo basado en la selección de cinco fragmentos de este concierto y de tres diferentes versiones interpretativas de estos. Cada fragmento fue seleccionado con criterios específicos para ser observado en cada una de las interpretaciones con el fin de servir como apoyo a la interpretación propia y a tener un mejor entendimiento de la obra. Además de esto, realicé un proceso de exploración personal para comprender qué decisiones musicales y técnicas me funcionan mejor, con el fin de tomar consideraciones interpretativas justificadas.