Al envejecimiento poblacional acelerado se le asocian condiciones y problemas específicos, parte de éstos derivados de las preocupaciones económicas del mantenimiento de la población vieja, pues la vejez continúa siendo una noción a la cual subyacen representaciones sociales de incapacidad, con la persistencia de múltiples estigmatizaciones, considerándose esta etapa de la vida como una carga para la sociedad y las familias. Esto aunque distintos estudios, y la observación cotidiana, enfatizan en la bidireccionalidad y reciprocidad de las transferencias familiares, en el papel activo de las personas mayores en la provisión de recursos en el hogar, inscrito en las redes de apoyo informales (familiares y otras) que conciben la ayuda basada en vínculos permanentes de reciprocidad, así mismo puede comprenderse en el marco del reconocimiento al valor de los distintos aportes no remunerados planteado por la economía del cuidado.