Descrição
En Latinoamérica, tanto la literatura como los escritores de éxito han tendido a ser reverenciados como fuerzas edificantes que ayudan a unificar territorios geoculturales o nacionales. Con frecuencia son fuentes de orgullo, gloria y poder, y el espacio social en que se mueven ha estado por lo general vinculado por el poder político. La pluma y el cetro han ido de la mano en los casos de Domingo Faustino Sarmiento, José Manuel Marroquín y Rómulo Gallegos, quienes alcanzaron la presidencia en sus países, o de Gustavo Álvarez Gardeazábal, como gobernador del Valle del Cauca. También han estado cerca del poder Mario Vargas Llosa y Pablo Neruda, candidatos a la presidencia, y se han convertido en símbolos nacionales José Enrique Rodó, Pedro Henríquez Ureña, Arturo Uslar Pietri, Ángel Rama, Octavio Paz y Gabriel García Márquez, entre otros. ¿Acaso es responsable el intelectual que habla de literatura latinoamericana -y disfruta de un creciente y devoto auditorio- por la selección y los criterios de selección de textos y problemas para considerar? ¿Qué clase de responsabilidad tiene él con la recomendación de textos y la interpretación de ellos? Las respuestas a estas preguntas pueden ser tantas como el número de críticos que decidamos examinar, pero un asunto sobresale siempre que se aborda el tema de la responsabilidad del escritor y de los críticos: la política y sus implicaciones en el ámbito de la intelectualidad.