La sociedad colombiana atraviesa un proceso de secularización, es decir, de diferenciación y autonomía de sus esferas sociales. A partir de una amplia investigación empírica, el artículo estudia tal proceso, que ha estado acompañado por transformaciones culturales. Entre ellas, se destaca la recomposición de las filiaciones religiosas. La secularización y la pluralización han tenido efectos paradójicos, pues no han significado el declive de la religión en general; por el contrario, han incentivado dinámicas que reavivan las prácticas religiosas, como la competencia entre la Iglesia Católica y los nuevos movimientos religiosos por la lealtad y compromiso de los fieles.