Lo que viene ocurriendo con lo mejor del Concilio Vaticano II, corre el riesgo de repetirse cada vez que un Sínodo se reúne, o un nuevo documento eclesiástico se produce. Se renueva la eclesiología, pero no la Iglesia. Se repiensa clericalmente la vocación y misión del laico en la Iglesia, pero no se propician con realismo JascondicionesmínirnasparaqueelJaicado pueda asumir y realizar la vocación y misión que se le señala.