Las comunidades indígenas han sido marginadas y relegadas durante siglos en diferentes áreas como la políticq, la cultura y para el caso de este trabajo, en el plano diplomático. Así pues, estas comunidades en Bolivia constituyeron un movimiento indígena para manifestar su oposición al modelo neoliberal que se implementó en el país años atrás, conservar sus cosmovisiones y hacer valer sus prácticas ancestrales, que en el plano internacional, se llevan a cabo a través de la transdiplomacia y la diplomacia indígena.
Este trabajo es un análisis de la diplomacia indígena boliviana, con énfasis en la ruptura del movimiento indígena boliviano y la conformación de una diplomacia indígena paralela: una fracción progobierno conformada por la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y una fracción disidente u opositora conformada por el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) y la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB). Su objetivo es analizar los cambios en la diplomacia indígena del movimiento indígena boliviano entre el primer mandato y el segundo mandato de Evo Morales (2006 – 2015). Dicho estudio se lleva a cabo a partir de la teoría decolonial, la cual demuestra las dinámicas de superioridad étnica y cognitiva construidas desde Europa como patrón en las ciencias sociales tradicionales, las cuales excluyen saberes no occidentales al considerarlos como bárbaros. Asimismo, se realiza una descripción de la historia del movimiento indígena boliviano tomando como referencia periodos temporales importantes en la historia boliviana. Luego, se hace la descripción de la diplomacia indígena durante los dos mandatos de Morales, identificando similitudes y diferencias. Finalmente, se establece que, con o sin fractura, la diplomacia indígena no ejerce la misma influencia en el sistema internacional como sí lo hace la diplomacia del gobierno. Esto se debe a la lógica estadocéntrica del mismo y la falta de capacidad material de estos actores no estatales.