La crisis ocasionada por la pandemia impulsó la tecnología y el comercio en línea. Como respuesta se conformó ARDO APP, una empresa de economía colaborativa que aprovechó esta situación y enfocó su oferta a las nuevas necesidades del mercado, utilizando las redes sociales y proyectando su actuación a la adquisición de tecnología, lo cual fue posible gracias al interés que despertó en un inversionista. La universidad Javeriana, alma mater de uno de los emprendedores, apoyó su gestión e iniciativa, impulsando la formalización de la empresa para crear una plaza para realizar su práctica final y abrir la posibilidad en un futuro a otros estudiantes javerianos.
En el camino hubo muchos tropiezos que el compromiso adquirido, el trabajo en equipo, la aplicación práctica de la teoría y el desafío personal y grupal, permitieron superar. Se avanzó más despacio de lo proyectado, pero la práctica fue generosa, real y muy enriquecedora.
Se cumplieron los objetivos -se modificaron algunos en el camino- se actuó con mente abierta, flexibilidad y análisis continuo interno y del entorno.
Los resultados son el inicio de un trabajo de mejoramiento continuo, con el fin de abrir un programa permanente de fidelización de los clientes actuales y búsqueda de clientes potenciales satisfaciendo sus necesidades de productos demandados a precios bajos, para ampliar la comunidad de proveedores, trabajadores internos y externos y clientes con posibilidad de participación e injerencia en la empresa y, como resultado: garantizar rentabilidad para todos.
Mc Alexander, Schouten y Koenig (2002) consideran que la comunidad constituye un tejido de relaciones desde la perspectiva de la experiencia del cliente.