Es una manifestación desde los gestos en el terreno de las artes vivas, que me han permitido explorar desde la corporalidad y desde la de diferentes soportes una fuerte conexión del espacio tiempo con la identidad, el juego con los lugares en la jerarquía familiar reflejan unos conflictos con el género, y así mismo con las costumbres que han salido a relucir en lo que es mi huella como manifestación artística. El juego con los objetos y la acción de “hacer” en varios terrenos domésticos y familiares construyen identidades contrarias y también complementarias.
Mediante esta exploración, la materialidad empieza como una barrera, luego muta a ser un soporte y un tejido cuyo hilo teje una vitalidad para manifestaciones que logran salir a luz luego de que siempre se encontraron en el inconsciente. Es un proceso donde la acción del revivir, el hacer y el tiempo en la misma, logran construir un sentido que marca el reconocimiento de las identidades que han surgido y que ocupan diferentes momentos de mi realidad.