Aunque se ha hecho un gran esfuerzo en los últimos años por reestructurar los contenidos de la catequesis y orientarlos de acuerdo con las directivas del Vaticano II, todavía refleja el conflicto de las dos mentalidades más definidas, subyacentes al mismo concilio: la de la teología romana del siglo XIX, consagrada en el Vaticano I y cuyos métodos corresponden a los de cierto tipo de teología escolástica y la visión de una teología histórico-hermenéutica, que predominó en el Concilio pero que ha permanecido