Se pretende mostrar, en primer lugar, cuál es la reinterpretación que Hegel lleva a cabo del Espíritu Verdadero en la comunidad griega, a partir de la situación de Antígona. Luego, se expone cómo esta armonía entre las leyes divina y humana podría llevar dentro la semilla de su fracaso porque, el (lugar del) entierro y la relación entre Polinices y Antígona, se encontrarían por fuera del sistema mismo y lo destruirían, si se hiciesen efectivos. Para esto último, estaríamos frente a un “proceso autoinmune”, como lo llama Derrida, porque se trataría de poner en el núcleo y fundamento mismo de la comunidad un lugar imposible dentro de ella, un lugar para su autodestrucción. Finalmente, se pretende cuestionar tanto la posición de Hegel como la de Derrida en torno a Antígona.