El siglo XXI se ha caracterizado por el cambio radical de la economía del mundo, encabezada por países de Asía. En donde India es uno de los principales protagonistas, más que todo por su rápido crecimiento en las últimas décadas. Así, la India y América Latina y el Caribe no parecen tener mucho en común pues se encuentran situadas en puntos opuestos, además de contar con muy pocos lazos históricos y culturales, sin embargo, se han presentado distintos análisis sobre la complementariedad entre las dos economías que resaltan el existente potencial para desarrollar un comercio bilateral a gran escala.
En tanto, resulta indispensable que las regiones con necesidades comunes generen mayor cercanía y sinergia para articular esfuerzos y conectar voluntades que den lugar a lograr un crecimiento sostenido y equitativo, que favorezca el intercambio de información, de los mercados de bienes y servicios y del movimiento de capitales y tecnologías. Así pues, como futuro de la relación político-económica de Colombia y la India, se plantea como herramienta clave la Cooperación Internacional para el Desarrollo, mediante la cual se canalizan esfuerzos y recursos a través de programas que promuevan el desarrollo de sectores en un marco de cooperación sur-sur donde se aborden distintas dimensiones, como la económica-comercial, la técnica y científico- tecnológica y la académica. Como Estados de similar desarrollo las dinámicas de interacción se concentran en la práctica a la cooperación técnica, de transferencia de capacidades técnicas y administrativas (el know-how) entre los dos países.
En concordancia, resulta primordial el papel de las Pymes, pues son consideradas como la columna vertebral de las economías modernas, de manera que es necesario el desarrollo y fortalecimiento de sus capacidades para su inserción internacional, que permitan dejar de lado la inercia y avanzar en la diversificación exportadora y la transición hacia una canasta exportadora más intensiva en conocimiento, en lo referente al elevado contenido industrial, dando lugar a un desarrollo más inclusivo con impactos positivos a nivel de productividad, calidad de empleo, nivel de salarios y la incorporación de la innovación.