El modelo de vivienda social basado en la propiedad ha sido ineficaz al momento de responder y brindar acceso a las personas en condición de vulnerabilidad que necesitan de este, por consiguiente han recurrido a alternativas dentro de la informalidad como los paga diarios, inquilinatos y arriendo de piezas o pisos en la periferia, donde a pesar de tener condiciones habitables deficientes en cuanto a iluminación, ventilación y hacinamiento, el ser viviendas compartidas aporta otras lógicas dentro del habitar en comunidad, de ahí es que surge la necesidad de pensar, desarrollar y proponer un proyecto de vivienda social que salga de los esquemas tradicionales y desde el arriendo se plantee una solución asequible y pertinente para poblaciones vulnerables.