El Ártico adquiere cada vez más importancia en las relaciones internacionales a medida que el cambio climático transforma las dinámicas ambientales, políticas, económicas y de seguridad de la región. El deshielo favorece el acceso a nuevas rutas marítimas (la ruta del noroeste y la del norte) y la explotación de recursos naturales y energéticos. Los Estados involucrados en la región despliegan su poder para garantizar su seguridad ante la presencia de otros Estados, evidenciándose que las preocupaciones más fuertes están en función del avance de Rusia. Por otro parte, los escenarios de cooperación y el papel de los actores no estatales pueden ser insuficientes sin espacios de dialogo en la que no participen todos los Estados involucrados.