El abandono progresivo del campo colombiano es el resultado de un modelo de desarrollo que ha desconocido la importancia de la población campesina y del sector agropecuario en la naturaleza de Colombia como un país rural. La población campesina del país representa hoy la tercera parte del total de habitantes y constituye la fuerza de producción del 40% de la canasta alimentaria. Sin embargo, en términos de pobreza, la incidencia es mucho mayor en el campo y el déficit cualitativo y cuantitativo de vivienda en zonas rurales se ha mantenido por encima de las áreas urbanas. Por otro lado, y ante la carencia de espacios para el desarrollo comunitario, el campesino se ve en una situación de estancamiento productivo frente a la concentración económica establecida por grandes empresas y al no contar con los medios que garanticen estabilidad laboral y un mayor nivel de competitividad y participación dentro de la cadena de suministro. Frente a esta situación, se propone un complejo agroecológico que funcionará bajo un esquema de cooperativa campesina en el marco de economías solidarias, localizado en el municipio de Arboledas, Norte de Santander, que además de responder al déficit de vivienda permita a través de un modelo alternativo de asentamiento rural, motivar nuevas relaciones comunitarias y de producción agrícola con el fin de impulsar el desarrollo social y económico de las familias campesinas de la región.