En el presente trabajo, el duelo ha sido abordado como categoría de síntesis entre la experiencia de la historicidad y la atestiguación, procurada por la filosofía heideggeriana, y la vivencia del dolor, la transición y la desacomodación de la muerte en segunda persona. La confrontación desde Lévinas y Jankélévitch, permitió entender la comprensión heideggeriana de la destinación, como atributo constitutivo del existir, cuyas potencias implican la capacidad de asumir su propia impotencia y su co-estar solícito con los otros a través del duelo recordatorio. No obstante la mirada antropológica reconoce en la hondura existencial la necesidad de transposición de las posibilidades que con Julián Marías identifican aquella búsqueda humana, radical y última, con el acontecimiento del existir, como inaprensible y proyectivo, es decir, desde la radicación de la vida como donación, entretejida en una dialéctica constante a la cual nos vemos abocados, primero ante la muerte y luego frente a los movimientos a que nos arroja su permanente advenimiento, y que se lee como dinámica de duelo.