El Carnaval de Barranquilla, con sus danzas, comparsas, disfraces, música, explosión colorida y festiva, es la realización del quehacer solidario y el cultivo creativo de un maravilloso patrimonio. De esta manera, genera plenitud de humanidad, que constituye a Jesucristo mismo. Analizar el hondo talante celebrativo y de festejo propio de la vivencia cristiana, desde la experiencia de este carnaval, es el propósito del presente artículo.