Jesús declara que "está sobre él" el Espíritu Santo y proclama "un año de gracia", un nuevo orden según la voluntad del Padre, que tiene su fundamento en el perdón de Dios a la humanidad, en el don del Espíritu de la Nueva Alianza que será capaz de llevar a cabo la libertad y la liberación que Cristo mismo anuncia a los cautivos y oprimidos.