Frente al contexto carcelario nacional, se plantea la arteterapia como ruptura frente a los programas de resocialización tradicionales. A partir de la implementación de esta terapia en otras latitudes, el autor encuentra otras formas innovadoras para encontrar mejores resultados en el proceso de resocialización de los condenados, insistiendo en la obligación de dar un trato humano a los penados para lograr su sensibilización frente a su entorno.