Partiendo de la idea de la construcción de hogar ahora como una unión de narrativas y discursos, recurro a la memoria familiar y colectiva para traer a la vida realidades subjetivas que permanecían enterradas en el recuerdo, mostrando una serie de reflexiones que nacen del cuestionamiento al hogar como un espacio personal y material construido de manera individual. El ejercicio de escritura se torna, por momentos, en un confesionario que permite poner de lado la necesidad de construcción para dar paso a algo más urgente: recordar. El hogar deja de ser un espacio individual y aislado y se convierte en una hibridación de memorias atravesadas por el recuerdo del abuelo, y sus casas que siempre fueron hogar, sin embargo, ese recuerdo también trae consigo una serie de interrogantes respecto al duelo y los modos de dejar de ser y hacer. Esas memorias también tienen fragmentos de historias ajenas, contadas tantas veces que terminan por volverse recuerdo propio.