Este trabajo profundiza en las formas como la Fundación Cultural La Pecera se ha relacionado con la política pública cultural durante el periodo de emergencia de la economía naranja indagando en los procesos de empresarización y mercantilización de sus prácticas, sin dejar de poner atención a su relacionamiento interno como organización atravesada por estas políticas y observando cómo sus integrantes se disputan el campo del arte y la cultura en Bogotá desde sus posiciones particulares de clase, género y raza.
Al complejizar la mirada frente a este tema se puede constatar que también existen posibilidades de trabajo desde lo artístico y lo cultural dentro del marco de las políticas culturales, así como estrategias de apropiación de estos lenguajes y herramientas por parte de los actores del sector. Esta apuesta investigativa busca plantear una postura crítica frente al tema, proponiéndole al/a lector/a, que se puede ejercer presión sobre los marcos del poder económico y político que delimitan las prácticas artísticas y culturales. Finalmente, al salirse de ese tono “neutro” de la literatura sobre la “Economía Naranja” en la institucionalidad y llevarlo a un tono que oscila entre el miembro de la fundación y el investigador, se arriesgar interrogar a cada una de sus categorías sobre su naturaleza política y las razones de su emergencia. Así pues, este trabajo no se enfoca en las voces detrás del planteamiento y la concreción de las políticas culturales, sino que hace una apuesta de abajo hacia arriba para no perder de vista cómo aterrizan estos planteamientos en el quehacer y el sentir de un grupo, e imprimirle así un matiz más amplio a la conversación de la economía creativa y de las políticas culturales