El artículo es una reflexión sobre la importancia de exponer a los estudiantes de los últimos años del bachillerato a una lectura cualificada de entre cuatro y seis libros por año y luego a redactar reflexiones breves sobre cada una de las susodichas lecturas, antes que limitarse a pensar en contenidos específicos del currículo entendido éste como listas de libros de lectura obligatoria. Se sugiere, además, reclutar recién graduados universitarios entusiastas y de buen desempeño en las respectivas carreras como profesores de bachillerato de las distintas materias en la educación pública y/o privada aunque no tengan maestría o formación previa como pedagogos.