dc.description.abstract | El objetivo de la presente investigación consiste en comprender y ofrecer tratamiento a una enfermedad que late en el horizonte histórico (Gadamer, 2011, p. 56) y que, a su vez, se engendra y encarna en el alma de las mujeres y los hombres que paulatinamente experimentamos la incapacidad para el diálogo, esto es, para escuchar la palabra del otro (Gadamer, 2002j, p. 203 y ss.; Esquirol, 2005, p. 74). Este espacio se teje en la constelación de la filosofía de Hans-Georg Gadamer como ocasión para pensar. ¿A qué enfermedad se está aludiendo aquí? Al deseo enfermizo e incontrolado de imponer nuestra razón al otro, a los otros (Gadamer, 1991b, p. 45 y ss.). De cara a este inquietante fenómeno, sostendremos entonces que la palabra y la amistad, interpretadas en un sentido terapéutico, permiten cuidar y resguardar el alma de aquella poderosa enfermedad.
Este esfuerzo de comprender es guiado por la siguiente pregunta fundamental: ¿por qué palabra y amistad, interpretadas en un sentido terapéutico, permiten cuidar y resguardar el alma del enfermizo deseo de querer tener a toda costa la razón? A tenor de esta pregunta, sostenemos la idea que viene a continuación: la palabra auténtica es medicinal dado que siempre se halla enraizada en el diálogo, el cual favorece el encuentro terapéutico en la morada común. En armonía con esta concepción, se ha elegido al amigo como un “personaje” central de nuestro ser y estar con otros, incluso allí donde priman las diferencias, porque –si bien es cierto que no es el único– encarna en su proceder la palabra genuina y, por aquella razón, consideramos que gracias a su experiencia de mundo él puede ser un “médico del alma”. | spa |