Corría el año 1905. La Iglesia se veía sacudida por la crisis modernista. En Jerusalén, la Escuela Bíblica cumplía quince años de investigación y de enseñanza. El Padre José María Lagrange, fundador de la Escuela, tenía preparado para la publicación un comentario al libro del Génesis, en el cual incorporaba las adquisiciones de la exégesis protestante a la doctrina católica.