Este artículo plantea una reflexión sobre las premisas de la democracia participativa en el constitucionalismo ecuatoriano. Recurriendo a una interpretación dinámica de la Constitución de 2008, logra evidenciar dos visiones contrapuestas de la participación ciudadana, que implican fuertes tensiones entre una parte dogmática altamente comprometida con los ideales de la democracia participativa, y un régimen político constitucional, que contradice dichos ideales, al favorecer la concentración del poder en instituciones políticas distantes del control ciudadano.