La inteligencia emocional juega un papel fundamental en el desarrollo y crecimiento de la
personalidad del sujeto, en este caso la de los niños en edad de 4 a 5 años. Es en esta etapa en la
que el niño se encuentra en pleno desarrollo de distintas áreas, y una de estas es el área socio -
emocional, en donde comienza a adquirir conductas, actitudes y creencias para poderse adaptar
al medio que lo rodea. Ya que es una etapa de aprendizaje suelen hacer demasiados berrinches,
pues es un periodo en el que dejan de ser bebés y pasan a ser los “Adolescentes del preescolar”
según (Cerdas, J., Polanco, A., y Rojas, P.,2002), lo que les implica formarse en ciertas
habilidades que pueden generar dificultad a la hora de realizar ciertas actividades y por ende
llegar a frustrarse.
Sin embargo la frustración y el fracaso pertenecen inevitablemente a la existencia, por este
motivo no se debe evitar la frustración en un niño, sino enseñar a resistirla y prepararlo para ello.
La baja tolerancia a la frustración implica una sensibilidad excesiva a todo lo desagradable,
magnificando el lado malo en cada situación en la que se encuentra el individuo, debido a que
que existen diversas maneras de reaccionar ante la frustración, esta puede desencadenar en
comportamientos agresivos, rabietas e incluso comportamientos autodestructivos.