En este artículo se hace referencia a la guerra informacional como un fenómeno que replantea la acción bélica tradicional. Visto de manera restringida, la ciberguerra incorpora el mundo digital a las fuerzas armadas para adaptar y controlar las posibilidades insertas en el mundo de la información y sus aparatos de estrategia bélica. El autor critica este enfoque de la ciberguerra - estadounidense- por ser reduccionista y ajeno a las necesidades y consecuencias del nuevo ecosistema informativo, y a partir de allí propone una cultura militar flexible y descentralizada, que responda a los desafíos impuestos por los procesos sociocibernéticos y a las dinámicas y temporalidades de los conflictos contemporáneos.