Tanto en el ámbito académico como en el institucional, existe un consenso en cuanto a los aspectos que deben tomarse en consideración para el estudio de la desigualdad, así como a las medidas que deben adoptarse para su superación. Estas nociones se construyen desde posiciones privilegiadas de producción del conocimiento, y dan paso a descripciones que no necesariamente reflejan la realidad, pues dejan de lado el proceso de su construcción y las particularidades de cada contexto e individuo, así como la fragmentación de los grupos sociales que se encuentran en situación de vulnerabilidad y las diferentes lecturas que se hacen al respecto, en esferas donde no se concentra el poder de producción y difusión del conocimiento. Entendiendo que el conocimiento es un proceso de construcción en el que subyacen criterios culturales y normativos que se corresponden con la posición de los sujetos que lo producen, y que determina la forma en que se actúa respecto a un fenómeno determinado, el trabajo tiene como objetivo evidenciar cómo se produce el conocimiento sobre la desigualdad tanto desde las instituciones y programas, como desde las comunidades y sujetos que participan en ellos, así como las intenciones que a raíz de esto se configuran desde las dos partes y que confluyen, generando encuentros y desencuentros, en el momento de la interacción programa social-comunidad, determinando la efectividad de un programa en el alcance de sus objetivos y la impresión que queda de este en los sujetos receptores.