Se suele reconocer cierto dialogismo en los momentos fundacionales de la filosofía occidental, y es posible vislumbrar variadas formas de intertextualidad en nuestra tradición filosófica. Pese a ciertas tentaciones monológicas, la filosofía no constituye un sistema auto-demostrativo; ha tejido sus textos mediante la citación de otras voces discursivas y a través de la invocación de palabras prestadas. Este artículo pretende realizar una panorámica discontinua de las funciones retóricas de la citación en diversos momentos de la filosofía occidental. La cita filosófica ha contribuido a la autorización de la palabra o a la constitución de repertorios discursivos compartidos y, también, a la invocación intertextual de otras voces discursivas o a la integración de los textos ajenos en el metadiscurso del filósofo. Actualmente, la regulación disciplinar de las prácticas de citación y la economía bibliométrica de los índices de impacto pone en riesgo todo ese legado dialógico e intertextual.