En el transcurso de las últimas décadas, el papel de la mujer ha ido abriendo espacios en diferentes contextos, otorgándole mayor injerencia en temas de relevancia social como la política, la sexualidad, entre otros. Las protestas sociales han sido constantes y han cobrado miles de víctimas a través de la historia, por lo ha sido la principal herramienta no solo por la mujer sino por todas las personas en la búsqueda constante por defender los derechos fundamentales. Es bajo este escenario que hemos podido presenciar, que el uso del cuerpo femenino como escenario de protesta social es una herramienta disruptiva de protesta que ha cobrado mas fuerza con el paso de los años. Es bajo este repertorio de protesta que las mujeres han usado sus cuerpos; estos mismos que han sido vulnerados, violentados, asesinados, menospreciados, para exigir y reivindicar sus derechos. Partiendo entonces de la idea de que la mujer ha sido mayormente vulnerada (en comparación con el hombre), debido al sistema capitalista neoliberal que se ha profundizado en el patriarcado, se hace importante analizar en que medida, el uso del cuerpo como escenario de protesta social frente al neoliberalismo es una muestra de que la mujer ha resignificado su corporalidad, pasando de ser víctima, a combatiente, en la lucha constante por la búsqueda de la igualdad, la vida, la dignidad, y los derechos de la mujer. Para lo anterior entonces, se miraran los casos específicos de Colombia y Chile de 2011 a 2019, ya que estos dos países no solamente son profundamente neoliberales, sino que han tenido momentos de movilización social parecidos, y se ha presenciado el uso del cuerpo de la mujer dentro de estos escenarios.