El papa Juan Pablo II en su Carta Apostólica Tertio MilIe"n nio Adveniente insilllíapara el presente año el resaltar con especial cuidado la virtud teologal de lacaridad en todos sus aspectos. La presente reflexión pretende hacer eco a esasugerencia pontificia. Se parte de una situación en el mundo de «iniquidad»(anomía) en que estamos inmersos para ofrecer una iluminación desde la revelación del amor (agapé) y la posición de BernardLonergan en su obra Método en teología: el «estar-enamorado» sin restricciones como fuente de la experiencia religiosa hasta sus últimas consecuencias. De esta manera se ofrece una motivación para el compromiso de construir la «civilización del amor.»