América Latina ha exhibido regularmente desajustes entre la armazón institucional secularizada y las cosmovisiones ancestrales sobre las que se anclan las nuevas ofertas religiosas del subcontinente. Podría pensarse entonces en la coexistencia de múltiples realidades históricas en la cultura religiosa latinoamericana, suelo propicio para la desarticulación entre la modernización técnico-científica institucional, los restringidos esbozos de modernismo cultural y las tradiciones religiosas históricas de la región. Es claro con ello que la laicización a ultranza, empujada por sectores medios de inspiración ilustrada, no se traduce automáticamente en la pluralización de la actitud espiritual en la cultura, como se evidencia en el auge de los nuevos movimientos religiosos de inspiración fundamentalista.