A partir de este momento sociohistórico en el que la migración incrementa debido a la globalización, se realizó un trabajo de grado que diera cuenta del migrante más allá de las fronteras geográficas, en este se reconoce que el viaje trae consigo importantes afectaciones psicosociales en las esferas relacionales de la persona, que a su vez tienen repercusiones en la subjetividad.
Se realizaron dos entrevistas semiestructuradas con el fin de analizar las narrativas y las formas como las personas significan los hechos en torno al proceso migratorio; de este modo, se logró identificar que migrar involucra a las personas dentro una relación de poder desigual, capaz de afectar la salud psicosocial y sus formas de aculturación.
Sin embargo, estas afectaciones se reflejan diferencialmente en la subjetividad de los migrantes, a través de dos espacios de relacionamiento: por un lado, el cambio en los roles o posicionamientos, donde se ponen en juego las expectativas del actuar tanto en el país de origen como en el país receptor; y por otro, las redes de apoyo donde se registran desarticulaciones, resignificaciones y la constitución de nuevas redes.
Finalmente, bajo los lineamientos epistemológicos y éticos de la hermenéutica y el construccionismo social, se identificó a la persona como agente de su propia realidad, por lo cual no es posible dejar a un lado el estudio de los recursos de afrontamiento con los que cuentan estas personas. En dichos recursos se reconocieron patrones psicológicos, sociales y resistencias que resignifican la experiencia migratoria y ayudan a distinguir las capacidades propias.