Tras el Concilio Vaticano II, el rol del catolicismo latinoamericano vivió un proceso de cambios hacia las personas. A partir de entonces, el papel del apostolado social de la Iglesia constituyó uno de los ejes centrales de una innovación pastoral y teológica, y devino gradualmente en ser clave para la composición de la propia identidad ignaciana.
La comprensión del apostolado social pasó de enmarcarse en un trabajo intelectual a una acción concreta con el fin de transformar las estructuras sociales y culturales que desafían la justicia y la caridad. Con esta publicación, los autores proponen un diálogo acerca de la dinámica entre la religión, la política y el espacio público tomando en cuenta las dimensiones subjetivas de los acontecimientos gracias a las entrevistas a las personas integrantes de los Centros Sociales de la Compañía de Jesús en el Perú.
De este modo, la cartografía que plantea este libro permite discernir sobre la relación entre los miembros de la Compañía y los poderes locales, la relación con los beneficiarios de la acción social, y, en definitiva, sobre la noción y la finalidad de la misión jesuita hacia lo venidero.