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El historiador británico Arnold Toynbee decía que "la familiaridad es el opio de la imaginación". Con mucha frecuencia, nos habituamos a conceptuar e interpretar los fenómenos sociales de acuerdo a ideas y prejuicios que no cuestionamos porque forman parte del sentido común dentro del cual operamos. Este libro rompe con el pensamiento convencional que condiciona nuestra percepción del fenómeno de las pandillas en Nicaragua y ofrece una nueva perspectiva para estudiar y entender esta compleja faceta de nuestra realidad nacional.
Después de leer los argumentos y revisar la información que presentan sus autores, las pandillas dejan de aparecer, simplemente, como grupos de delincuentes y de jóvenes extraviados que conspiran contra un supuesto orden constituido, para mostrarse como lo que realmente son: la consecuencia normal del desarrollo de un país que no ofrece ni seguridad, ni reconocimiento, ni esperanzas, ni modelos de conducta alternativos a las masas jóvenes de nuestros barrios pobres.
Ser pandillero en la Nicaragua de hoy, nos dice Juan José Sosa y José Luis Rocha, en su ensayo, es "una forma de ser joven". Las pandillas son el sustituto de "la familia que [los pandilleros] no tuvieron, de la escuela que no conocieron y de la forma de vida futura que no pudieron elegir". Más aún, argumentan ellos, las pandillas deben estudiarse como un elemento de la "cultura dominante" y no, simplemente, como organizaciones que rompen "un paradigma cultural dominante".
Trascender el nivel de las apariencias para capturar la esencia del fenómeno social es la tarea fundamental de las ciencias sociales. En este sentido, los ensayos de "Muerte arriba" cumplen con la tarea de generar una interpretación teórica auténtica del fenómeno de las pandillas en Nicaragua. Esta interpretación se alimenta del conocimiento teórico universal existente pero, además, cuestiona ese conocimiento con preguntas que se nutren de la experiencia histórica nicaragüense que se trata de elucidar.
Los autores de este importante libro no se contentan con etiquetar a las pandillas de nuestros barrios y categorizarlas de acuerdo a las definiciones formales que ofrecen la sociología y el pensamiento legal convencional, sino que examinan críticamente las premisas de esas definiciones para entender su significado real y su aplicabilidad al caso nicaragüense. Con gran madurez y responsabilidad, ellos manejan la teoría social y no se dejan manejar por ella.
¿Es posible utilizar la misma estructura de las pandillas para desarrollar la autoestima de los pandilleros, como lo sugieren Rocha y Sosa? ¿Es posible conservar la capacidad que tienen las pandillas para darles a nuestros jóvenes el reconocimiento y la visibilidad que buscan en nuestra sociedad y, al mismo tiempo, eliminar las formas de conducta delincuencial que ellas promueven? ¿Es posible lograr, lo que Pedro López llama la "reconversión" de las pandillas? ¿Es posible aprender de la dolorosa década de los 80 las importantes lecciones que se derivan de la capacidad que tuvo la Revolución Sandinista para organizar la energía de los jóvenes nicaragüenses alrededor de actividades como la Campaña Nacional de Alfabetización, como lo sugieren Rocha y Bellanger? ¿Es posible crear "alternativas de protagonismo" para nuestros jóvenes pandilleros y aprovechar el potencial artístico que se esconde, como lo señalan estos mismos autores, en los tatuajes, el grafiti, la música y la forma de hablar de nuestros pandilleros?
Estas y otras acuciantes preguntas son las que plantea este magnífico libro. Sus argumentos y conclusiones deben ser leídos y debatidos con seriedad, porque los problemas que aborda son serios y porque la solidez del análisis que ofrecen los autores así lo exige.