Description
Atravesando de sudoeste a noreste la región del Occidente del país, el municipio de Chinandega abarca una variedad de regiones ecológicas que incluyen las planicies fértiles ubicadas al pie de la Cordillera de los Maribios, el complejo de volcanes Chonco-San Cristóbal-Casita, los llanos secos que limitan con los municipios de Somotillo y Villanueva, y la región de manglares que bordean el río Estero Real, al norte del municipio. Esta diversidad territorial ofrece un rico potencial para la explotación de recursos naturales tales como bosques latifoliados y de pinares, suelos fértiles para la agricultura, acuíferos con potencial para el riego y la fauna asociada a los bosques y al Estero.
En tiempos precolombinos, la explotación de esta riqueza ecológica se dio en forma diversificada y aprovechando la diversidad biológica, intercalando parcelas agrícolas con áreas de cultivos permanentes y amplias extensiones de bosque. Sin embargo, a partir de la conquista española, se vino configurando la concentración de la tierra en grandes propiedades especializadas en la producción de uno o pocos rubros como la ganadería y el añil, durante el período colonial, y los cultivos de agroexportación como la caña de azúcar y el algodón, en el presente siglo. Actualmente el 60% de la tierra está en manos de grandes propietarios, la mayoría de ellos dedicados al cultivo de oleaginosas (ajonjolí, maní, soya) para la exportación.
Este proceso trajo consigo la eliminación de la cobertura forestal en las áreas de planicie y el incremento de la presión agropecuaria sobre las áreas boscosas de los volcanes, hacia donde buscan refugiarse los campesinos que no encuentran ni tierra ni empleo en las partes bajas. No obstante, todavía quedan áreas al pie de los volcanes donde subsiste la agricultura campesina un poco más diversificada, y medianas propiedades ubicadas en las partes altas de los volcanes, donde se mantiene la cobertura boscosa asociada al cultivo del café.
Con el objeto de proteger estos remanentes boscosos y el ecosistema de la Cordillera de los Maribios en general, el gobierno sandinista decretó en 1983 el establecimiento de una serie de áreas protegidas, entre ellas la "Reserva Natural del Complejo Volcánico Chonco-Casita-San Cristóbal". El gobierno central dispuso también, a través del IRENA, de un conjunto de proyectos para orientar el manejo de las áreas protegidas de la Cordillera, que llamamos aquí el "trío de Occidente": Proyecto cortinas rompe vientos, proyecto Los Maribios y proyecto Pikín Guerrero. Este último fue el que abarcó parte del municipio de Chinandega y trabajó con una lógica de promover la diversificación e intensificación productiva en las partes bajas, para quitarle presión al bosque de las partes altas donde se promovió el manejo forestal.
Sin embargo, a mediados de los 90's el gobierno central comienza a perder progresivamente sus facultades para supervisar la explotación y fomentar el manejo sostenible de los recursos naturales. Actualmente, el rebautizado MARENA y el recién creado INAFOR se han quedado únicamente con facultades normativas, buscando descentralizar las funciones de regulación y fomento. En Chinandega, este proceso está bastante avanzado, ya que por iniciativa del MARENA se ha conformado y está funcionando la CMACH (Comisión Municipal del Ambiente de Chinandega), en la que se coordinan todas las instituciones del Estado y la Sociedad Civil relacionadas con los recursos naturales. Desde hace 4 años la Alcaldía cuenta con una Sección del Medio Ambiente (SMA), dedicada especialmente a atender los asuntos ambientales del municipio. Actualmente es la SMA, en coordinación con INAFOR, la que ejerce las funciones de supervisión de la extracción de madera y leña, organiza la red de brigadas contraincendios del municipio y fomenta la agroforestería en las faldas del volcán Chonco.
A pesar de los avances en este sentido, todavía se percibe un "hueco" entre el gobierno municipal y el gobierno central. El MARENA ha perdido su capacidad para planificar y orientar el manejo del complejo volcánico (no existe un plan general de manejo de la Reserva Natural), y la Alcaldía, que trabaja de forma localizada en algunas comarcas y con una capacidad de regulación reducida, tampoco alcanza a jugar ese papel.
Dado que en el uso de los recursos naturales del complejo volcánico entran en juego una multitud de intereses encontrados de ganaderos, cafetaleros, extractores de leña, cazadores, agricultores temporales y otros, se requiere una visión integral del territorio en su conjunto, para poder encausar estos comportamientos individuales hacia un fin común de manejo sostenible de los recursos naturales. Este parece ser el desafío más grande a que se enfrenta la institucionalidad local.