Description
El municipio de San Carlos es la cabecera regional del departamento de Río San Juan. Hace unos 150 años, fue cubierto por bosque trópico húmedo, el cual ha ido desapareciendo gradualmente por la invasión a la zona de la ganadería extensiva, los pequeños productores de granos básicos y las actividades extractivas descontroladas. Hoy en día el área sufre de muchos problemas ecológicos asociados con un sector agropecuario deprimido, una pobreza generalizada y la deforestación.
Por su ubicación en la orilla del lago Cocibolca, donde el Río San Juan se junta con "el desaguadero" al Atlántico, el casco urbano de San Carlos es el centro comercial más importante de la región, con acceso todo el año con Managua tanto por carretera, barco, como por avión, y con Costa Rica por barco.
A pesar de la desaparición paulatina del bosque, todavía hay remanentes importantes, dos áreas protegidas y una franja boscosa en la parte del extremo este y menos accesible del municipio, la cual está ubicada en la Zona de Amortiguamiento de la Gran Reserva Biológica Indio-Maíz; esta franja, además de otras zonas importantes del municipio, ha sido sujeta a una nueva y fuerte ola de colonización desde 1990. El municipio de San Carlos es parte de la región del sudeste de Nicaragua que fue declarado "Territorio de Desarrollo Sostenible" por decreto presidencial en 1994, bajo el marco del proyecto binacional Sistema Internacional de Áreas Protegidas para la Paz (SI-A-PAZ).
La problemática de los recursos forestales está directamente ligada a la contradicción entre los sistemas de producción y la ecología de la región, tanto en las zonas de vieja como de nueva colonización. Fundamentalmente, el problema es la ausencia de bosque y de árboles en estos sistemas productivos, por ser visto básicamente como un impedimento al desarrollo agrícola o pecuario a pesar de su papel clave de generar fertilidad en los suelos. También es un problema de un conflicto entre la lógica económica a nivel de finca, en la que el bosque desempeña un rol muy limitado versus la lógica ecológica a nivel regional, donde el bosque juega un papel primordial. Estos viejos sistemas de producción están sujetos ahora a una presión poblacional fuerte.
Existen más de una docena de ONG's y proyectos que se dedican a la conservación y la protección de los recursos naturales del municipio, y al uso racional y sostenible de estos recursos para aliviar la pobreza. Casi todos tienen su oficina regional en San Carlos; sin embargo, después de varios años de gestiones, se ve poco avance en cualquiera de los dos campos. La falta de avances a la par de la cantidad de recursos financieros gastados, combinado con diferencias políticas con el gobierno, ha fomentado una fuerte desconfianza y desprecio de parte de muchos actores gubernamentales y también de algunos sectores del campesinado.
¿Por qué no han habido más cambios visibles? La respuesta es compleja, pero creemos que es el resultado de una combinación de varios factores:
1) Los proyectos no han encontrado los métodos más efectivos para promover la siembra y regeneración de árboles en fincas, descansando mucho en argumentos ecológicos y ambientalistas en vez de promover alternativas económicas reales;
2) Hace falta la participación plena del campesinado en el desarrollo de alternativas que se basen en sus conocimientos reales y su cultura;
3) Hace falta la coordinación efectiva entre ONG's y con las autoridades gubernamentales locales; hace falta el liderazgo;
4) Hay ciertas cosas fuera del control de los proyectos como la política económica y forestal nacional, el mercado, etc., que influyen en el comportamiento del campesinado;
5) Han habido avances, pero no son visibles: cambiar la cultura productiva es un proceso largo y no se han desarrollado mecanismos para medir los avances generados.
Algunas ONG's han empezado a cambiar aspectos de su gestión, particularmente con respecto al compromiso con la participación campesina y a la búsqueda de alternativas económicas viables; pero la preocupación más grande ha estado relacionada a la institucionalidad, entendida como la coordinación efectiva entre todos los actores. Sin embargo, "la coordinación" se ha puesto de moda sin obtener muchos avances reales, aunque sí existen algunas buenas experiencias. Observamos con mucha esperanza el establecimiento de un nuevo foro institucional para el debate y la coordinación a nivel departamental, el Consejo Departamental de Desarrollo Sostenible (CODESO), y esperamos que en el futuro tenga resultados positivos a nivel del municipio de San Carlos.
La Alcaldía de San Carlos pasó el año 1998 prácticamente estancada por conflictos internos, por lo que su gestión en general, y no solamente en recursos naturales, ha sido muy débil. El tema de los recursos naturales sí ha llamado la atención del Consejo Municipal en algunos momentos, particularmente con respecto a la minería debido a una concesión otorgada por el gobierno central en 1997 y a la madera, por la solicitud de una empresa costarricense de establecer un aserrío en el municipio. Fuera de estas sesiones del consejo, el tema ha sido impulsado principalmente por la Asociación de Municipios de Río San Juan (AMURS), con el pleno apoyo pero poca participación del Alcalde de San Carlos y casi ninguna participación de la Alcaldía en general.
La Alcaldía de San Carlos tiene una gran oportunidad para mejorar la gestión de los recursos naturales en todo el municipio y así aumentar los beneficios para toda la población. Hay que empezar con pequeños pasos, aumentando la capacidad técnica de la Alcaldía, incentivando los buenos proyectos y fortaleciendo la coordinación efectiva. En San Carlos hay recursos humanos y financieros disponibles como en pocos municipios; existe mucho interés en un nuevo foro institucionalizado para impulsar la coordinación y más que todo, hay interés no solamente en la gestión de los recursos naturales, sino también en que sea la Alcaldía quien encabece estos esfuerzos. En nuestro estudio, esto último fue casi universal.