Description
La Iglesia y las Congregaciones Religiosas, en tiempos de crisis, se abren nuevos caminos para un renacer en el carisma y la misión. Este renacer se experimentó en el siglo XIX después de la supresión y restauración de la Compañía de Jesús, pero su verdadero renacimiento ocurrirá en el siglo XX. El verdadero "aggiornamento" de la Compañía se va a cristalizar en la Congregación General XXXII (1974-1975). Tal como lo dice el autor de este artículo, dicha Congregación responde a la pregunta sobre la identidad y la misión del jesuita en ese contexto, y dice lo siguiente: “Significa ‘comprometerse bajo el estandarte de la cruz en la lucha crucial de nuestro tiempo: la lucha por la fe y la lucha por la justicia que la misma fe exige’. Con un gran realismo, los jesuitas congregados reconocían que ‘no trabajaremos, en efecto, en la promoción de la justicia sin que paguemos un precio. Pero este trabajo hará más significativo nuestro anuncio del Evangelio y más fácil su acogida’. Los jesuitas asesinados, deportados o mal tratados de diversas formas debido a esta opción, han sido numerosos. Haciendo una especie de evaluación de los veinte años pasados desde la CG XXXII, la CG XXXIV, en el año 1995, afirmaba que el compromiso en la promoción de la justicia había sido un regalo de Dios maravilloso, que había puesto a la Compañía en buena compañía, junto al Señor, junto a los pobres y junto a todos los comprometidos en favor de la justicia. Esto había supuesto una renovación de la fe, la esperanza y el amor”.