Description
Inicialmente la humanidad sacralizó la naturaleza y practicó la idolatría. Paulatinamente, con el progreso del conocimiento científico, la física, la técnica, cambió esta relación entre la humanidad y el cosmos. Emergió el secularismo acompañado de la razón instrumental que ha servido para que el desarrollo industrial convierta la naturaleza en materia prima, desprovista de toda dimensión divina. El crecimiento galopante demográfico, el abuso de la explotación de los recursos naturales renovables y no renovables, la extinción de las especies y de la biodiversidad, todos estos síntomas muestran el impacto del deterioro medioambiental. El autor lo dice en los siguientes términos: “Actualmente todo aparece no sólo como limitado, sino también como contaminado. Dicen que la contaminación es ya irreparable, que sólo se puede limitar su expansión: el aire está contaminado, y también el mar, los ríos, la tierra... Los animales y las plantas están amenazados. Muchas especies ya han desaparecido, y millares de otras especies pueden desaparecer en los próximos años... La alimentación misma pronto podrá pasar a ser un problema agudo, porque las élites sociales van acaparando todo lo que está disponible: hoy los campos sirven para plantar caña de azúcar para que los automóviles puedan circular en EEUU con un costo mínimo...”.
Esta crisis es una gran oportunidad para replantear esta relación de la humanidad y la naturaleza, devolviendo la justa dimensión sagrada que ésta tiene como obra de Dios. Las religiones tienen la misión de mostrar esa presencia de Dios en la naturaleza, en la creación entera, rol decisivo para salvar el planeta y salvar a toda la humanidad.